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?p=image&src=file%3Dimages%252Fprensa%252F269 Instituto Tecnológico de Santo Domingo - Edipo Rey, el regreso del Teatro Proyección

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Fecha de publicación:

21 Diciembre 2010

Edipo Rey, el regreso del Teatro Proyección


“No paraba de temblar. Yo sentía la necesidad de calmarlo, no lograba sacar de él estos últimos aletazos del dolor de Edipo”. Luvil González, Yocasta, cuenta el instante en que, terminada la obra, Jorge De Los Santos, Edipo, seguía a su lado, mientras los aplausos los arropaban, desgarrado de dolor, del dolor de ese hijo –esposo que arrancó sus propios ojos al saber que la mujer que lo ha llevado a la cama es su madre y que el hombre a quien ha dado muerte, su padre.

Luvil – Yocasta- también temblaba de emociones engrampadas por una experiencia a la que no encuentra mejor manera de calificar que “simplemente inolvidable”. La osadía de montar Edipo Rey, la tragedia del griego Sófocles (430 adC), que por dos noches consecutivas de diciembre atrapó el alma del público convocado en el bosquecito del INTEC.

Así celebró el Teatro Proyección su cumpleaños 32. Así de “formidable”, como dice Otto Coro, el impenitente director de Cocurriculares, “con un elenco juvenil quasi profesional de los integrantes de esta nueva generación de Proyección: Jorge De Los Santos, Luvil González, José Antonio Sánchez, Guillermo Camilo, Gabriela Deneb, Leonel Campos, Patricia García y Estefanía Cáceres a quienes el público aplaudió con euforia una y otra vez al cerrarse el imaginario telón de aquel teatro-arena con indiscutible sabor griego”, agrega el cómplice principal.

Cuando en el 2005 Fausto Rojas asumió la dirección del Teatro Proyección lo hizo con ese sueño a cuestas: montar la tragedia de Sófocles. En ese momento parecía una locura. Un atrevimiento para un grupo universitario, aunque se tratara de Proyección con Fausto a la cabeza. En 2008 la locura empezó a tomar forma. Pasaron tantos actores por ese sueño, que sólo recordarlo produce nostalgia. Desde finales de 2009, el esfuerzo se hizo ininterrumpido.

La escogencia del bosquecito fue también mágica. “Andábamos buscando donde ensayar y acabamos allí, y todo fue perfecto”, recuerda Leonel Campos (el sacerdote de Zeus), “El bosquecito nos habló. Fue un refugio”, concuerdan.

El resto se fue armando gracias a la suma de talentos: las dramáticas luces de Julio Sánchez, la sencillísima escenografía de Miguel Ramírez, los maquillajes perfectos de la veterana Nelly Mercedes Peña, el vestuario a cargo de Croncim Domínguez… todo fue tomando cuerpo. Y la música: el acompañamiento del tambor batá y la flauta, interpretada en vivo, no podría ser de otra manera,  por el grandioso Benedicto (Dennis) Ángeles, fue marcando el ritmo del alma desgarrada de este drama humano que mantiene su latido 2500 años después.

Claro que la dirección escénica de quien ya se destaca en el ámbito teatral nacional se lleva una parte importante de este logro: “Fausto supo sabiamente sacar de las entrañas de los actores el realismo del texto poético de Sófocles y la fuerza de una auténtica expresión corporal en sus movimientos teatrales”, agrega Otto. “No es fácil hacer creíble textos tan ajenos en tiempo y en situaciones…”explica el mismo Fausto. “Hay que apelar al subtexto… Hay que trabajarlo con los actores, descubrir la intención detrás de las líneas… Hacerla emerger en el movimiento y la expresión, que se refleje físicamente”.

Así se logró: “Fue un trabajo de acumulación constante, búsqueda, exploración… incluso explorando los opuestos”, cuenta el director.

Para Fausto el desafío está en trascender la puesta en escena y lograr espectáculo teatral: la teatralidad en un espacio que te lleve a otra dimensión y a otro universo. Y así fue.

Esas dos noches de diciembre dejaron huellas. Los teatristas universitarios del INTEC se ganaron el respeto y el reconocimiento de todos los que estuvimos presentes. “Quiero volver a ver la obra en escena: ahí mismo, en el mismo lugar”, confiesa Fausto ¿O lo demanda?  

“Esto será algo para recordar” concluye Otto… “Perdón, me equivoco: esto es algo para repetirse ¿Cuándo y dónde nos volveremos a encontrar….?”