Categorias:
Fecha de publicación:
¿Cuál debe ser el rol del médico cuando no puede curar?
SANTO DOMINGO. - El fin de la medicina es prevenir y curar, así lo establece el paradigma biomédico; pero, ¿Qué pasa cuando el médico tiene un paciente que padece de diabetes, hipertensión, lupus, cáncer o cualquier enfermedad denominada catastrófica?, ¿Qué puede hacer un galeno cuando con sus conocimientos y los fármacos no puede curar? De esta interrogante partió la ponencia “El modelo Bio-Psico-Social: razones para un cambio de paradigma” que dictó la psicóloga Maricécili Mora.
La coordinadora de la maestría en Psicología Clínica y de la Salud del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC) planteó que para enfrentar las enfermedades crónicas hay que lograr que el paciente se involucre y coopere, cambie su estilo de vida y conviva con su enfermedad, por lo que el doctor debe asumir una nueva forma de ejercer la medicina en la que el fin no sea curativo, sino de acompañamiento y de cuidado para su paciente.
“Hay que ser coherente y adaptar todo el sistema sanitario, y el comportamiento y filosofía de sus miembros, a un cambio paradigmático en el que el sentido psicológico y social sea tomado en cuenta para cuidar al paciente, cuando no podemos curarlo”, dijo.
Mora afirmó que el modelo biomédico tuvo sentido cuando se abordaban las enfermedades infecciosas en las que el medicamento prescrito curaba el padecimiento; sin embargo, actualmente hay un aumento de enfermedades no transmisibles que requieren de un abordaje bio-psico-social en el manejo de variables psicológicas y sociales por parte del profesional.
La psicóloga indicó que ese paradigma estimula a un conocimiento más integral del paciente y su entorno, integra los hallazgos en materia biológica, psicológica y social; reconoce el papel central que desempeña la relación terapéutica en el curso de los acontecimientos, optimiza el trabajo en equipo e incorpora al profesional de la salud como una pieza más del sistema que también debe ser cuidada.
“La función del médico es ayudar a sus pacientes en todas las fases del proceso, promocionando la salud, previendo la enfermedad, curando o aliviando los síntomas, recuperando o rehabilitando funciones y acompañando en las fases finales de la vida”, afirmó la profesional, al dictar la conferencia organizada por el Área de Ciencias Sociales y Humanidades del INTEC, en el Salón de Videoconferencias del campus.
Sostuvo que la salud y la enfermedad son un continuum y forman parte de un mismo proceso.“En una persona concreta los límites entre salud y enfermedad son borrosos. El proceso salud-enfermedad es multidimensional, los factores biológicos, psicológicos, sociales, familiares, medioambientales y culturales interactúan, positiva o negativamente, de manera continua”, argumentó.
Mora, quien por más de 20 años se ha dedicado a la psicología de la salud, aboga por que en la formación de los médicos prime el paradigma bio-psico-social en el que la organización y el desarrollo de la atención médica se centre en las necesidades del paciente. “El médico debe ser un buen comunicador y tener habilidades para establecer una buena relación con sus pacientes, durante el abordaje de los problemas de salud de sus pacientes, afirmó.
Sobre la Maestría en Psicología Clínica y de la Salud
Se trata de la primera maestría que titula doblemente en dos ramas de la Psicología: Clínica y Salud, y tiene por objetivo principal contribuir a la transformación del Sistema Nacional de Salud.
Los egresados de la Maestría en Psicología Clínica y de la Salud del INTEC tendrán las competencias para integrarse al proceso de cambio del sector sanitario, mediante la implementación del paradigma bio-psico-social y del modelo autonomista. Asimismo, serán especialistas en los aspectos clínicos y de la salud.
Evidenciarán las habilidades, destrezas, actitudes para desempeñarse como consultores, docentes a nivel de postgrados, así como se encontrarán en capacidad de organizar equipos interdisciplinares en las diferentes unidades sanitarias, con el objetivo de ser eficaces y eficientes a la hora de abordar las problemáticas que presentan los pacientes. Serán egresados formados con altos valores institucionales, orientados a la responsabilidad social, bioética y de respeto a la diversidad cultural. Con una actitud personal y profesional de formación y actualización continua para mejorar el nivel de desempeño en los contextos que intervine.