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¡Hasta pronto, doña Lucero y don Manuel!
SANTO DOMINGO. – El cuatro de marzo no es, ni será un día cualquiera para Lucero Arboleda y Manuel Roa, justo ese día, en 1970, se dieron su primer beso, y cincuenta años después de aquella fecha memorable, el cuatro de marzo también lo recordarán como el día en que se despidieron de su casa profesional, la biblioteca Emilio Rodríguez Demorizi del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC).
La Sala Julio Ravelo de la Fuente fue el lugar elegido para despedir a quienes concibieron la Biblioteca, quienes estuvieron rodeados de su gente querida, sus amigos del INTEC. Un audiovisual producido por el cineasta y docente de la carrera de Cine del INTEC Pablo Lozano, recordó la trayectoria de la pareja de esposos bibliotecólogos que, de la mano de Rafael Toribio, pasado rector del INTEC, llegaron a la colmena.
Las lágrimas no pudieron ser contenidas mientras se veía el audiovisual, lloraron doña Lucero y don Manuel, también lo hicieron muchos de los que les acompañaron a decir a adiós, después de 44 años de haber servido a la institución y de hacer aportes sostenidos para su consolidación y desarrollo.
Al pronunciar un discurso en nombre de ambos, Arboleda resaltó que su tránsito por el INTEC jamás puede remitirse a concepto alguno que signifique pérdida.
“Estamos de acuerdo con Leonardo Boff “que la cabeza piensa a partir de donde pisan los pies”, y nuestros pies pisaron en tierra fértil, la tierra del INTEC. La tierra que asentó en una esbelta geografía una joven y sólida institución, destinada a acuñar sueños y convertirlos en vibrantes realidades. Por tanto, nuestros pensamientos estarán aquí, donde hemos pisado durante 44 años”, expresó emocionada doña Lucero, quien estuvo a cargo de la Dirección de la Biblioteca del INTEC.
Expresó que la comunidad del INTEC tendrá la presencia eterna de quienes ya no están físicamente, pero espiritualmente apuestan para siempre a su fortaleza, liderazgo, capacidad de promover, a través de la educación, los mejores valores.
“De esta comunidad, y a través de sus personas y personajes hemos obtenido en la jornada diaria las más contundentes lecciones, pues en ella hemos podido ejercer nuestra amada profesión, la bibliotecología”, dijo Arboleda.
Apuntó que “debemos estar de acuerdo en que para los seres humanos hay dos momentos cruciales, el primer hola (1976) y este adiós (2020). Entre uno y otro, Manuel y yo colocamos en medio momentos vividos junto a personas, junto a seres humanos inolvidables como cada uno de ustedes, a veces como condiscípulos, maestros o compañeros de comisión o grupo de trabajo, pero siempre regalándonos el rostro de los anhelos compartidos”.
Al pronunciar unas palabras de bienvenida en el acto, Rolando M. Guzmán, rector del INTEC, destacó que durante cuatro décadas, Arboleda y Roa han sido obreros incansables que, con una paciencia de abejas, han construido en suelo inteciano una biblioteca que es un claro motivo de orgullo para la comunidad académica.
“Imaginar a INTEC sin ellos es ciertamente un desafío a la imaginación y que al encontrarnos para esta despedida es natural tener una mezcla confusa de sentimientos. Estoy seguro que para muchos es un momento de nostalgia; para otros, probablemente, no dejará de ser un momento de aprehensión; y en mi caso, el sentimiento predominante es la gratitud”, dijo Guzmán.
Agradeció en nombre de la comunidad intenciana por el ejemplo de visión, de trabajo y honestidad extrema que la pareja ha dado, sabiendo a la vez que este momento de despedida es solo un cambio en la forma de relación con ellos.
“Don Manuel y doña Lucero, no por halagarlos, sino para que sepan, puedo declararles con certeza que la obra que dejan con nosotros representa un aporte cuyo significado crecerá con el tiempo y que el INTEC nunca la olvidará”, ponderó el rector.
Mientras, el vicerrector de Investigación y Vinculación, Víctor Gómez-Valenzuela, enfatizó que su modesto y rudimentario conocimiento Arboleda y Roa, ha podido otear la inmensidad de una vida unida por la singularidad del amor por los libros y por el servicio para dispensar el saber a quienes acuden humildemente a las salas de culto, sean físicas o virtuales.
“Doña Lucero y don Manuel nos dicen un hasta siempre, pero nos dejan un gran compromiso con los valores que encarnaron en esta biblioteca. Nos dicen hasta siempre en un año bisiesto, que como en 1976 está siendo antesala de grandes cambios de ciclos políticos, económicos y sociales como los que se viven actualmente en nuestro país y alrededor del mundo”, enfatizó Gómez-Valenzuela.
Al culminar el acto, el pasado decano del Área de Salud, Raymundo Jiménez, otorgó un obsequio de rosas como símbolo de agradecimiento por la trayectoria. De igual manera, Arboleda y Roa recibieron presentes institucionales, y placas de reconocimiento por sus aportes a la gestión del conocimiento y a la bibliotecología nacional, en sus más de 40 años de aportes ininterrumpidos a la universidad, de manos del rector y del vicerrector.
Al acto asistieron los pasados rectores del INTEC Ramón Flores, Rafael Toribio, Altagracia López y Miguel Escala, así como José Agustín de Miguel, Asesor pedagógico INTEC y Camilina Torres, Asesora de Consejería académica y pasada asistente administrativa de Arboleda y Roa. También, estuvo presente doña Linda “Santica” Domínguez, pasada asistente administrativa de Arboleda y Roa, y una representación de los colaboradores que trabajaron junto a la pareja en distintas etapas. Fue notoria la presencia de varios miembros de la Asociación de Bibliotecas Universitarias Dominicanas (ABUD).