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Descubren más de 200 nuevos asentamientos indígenas en la isla
SANTO DOMINGO.- Más de 200 asentamientos indígenas han sido localizados en el norte y noroeste de República Dominicana, a partir de un estudio internacional que sigue la ruta que originalmente recorrió Cristóbal Colón en 1494 para internarse por primera vez en el corazón de la isla Española.
La investigación, auspiciada por la Unión Europea a través del proyecto “Nexus 1492, Encuentros del Caribe con un Mundo Globalizado”, intenta arrojar nuevas luces para comprender la interacción entre la diversidad de comunidades indígenas que poblaron la región antes de la llegada de los europeos (siglos XIII y XV).
El estudio es dirigido por científicos de la Universidad de Leiden y de la Universidad Libre de Amsterdam, en Holanda, y tiene como contraparte nacional a expertos del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC) así como del Museo del Hombre Dominicano, el Ministerio de Cultura y el Ministerio de Educación.
“El principal objetivo de Nexus 1492 es investigar el impacto de los encuentros coloniales en el Caribe, focalizándose en las transformaciones culturales y sociales que sufrieron los pobladores indígenas”, dice la directora del proyecto, la doctora Corinne Hofman, profesora de Arqueología Caribeña y decana de la Facultad de Arqueología de la Universidad de Leiden.
En la frontera del conocimiento
La migración precolombina, el intercambio y la interacción son tres factores que han aflorado a través del proyecto “Nexus 1492”, que involucra a alrededor de 50 investigadores en diferentes disciplinas (arqueólogos, expertos en ciencias naturales y sociales, en informática y en patrimonio, entre otros) y de diversos países europeos, además de República Dominicana, Cuba, Guadalupe, Dominica, Grenada, St. Kitts, St. Vincent, Saba, Venezuela y Brasil. La investigación culmina en 2019.
El Grupo de Investigación del Caribe de Nexus 1492 se ha convertido en el mayor proyecto de investigación académica que se enfoca en el patrimonio indígena de la región, de acuerdo con Hofman y los investigadores principales, los profesores Gareth Davies, de la Universidad Libre de Amsterdam, y Ulrik Brandes, de la Universidad de Konstanz, Alemania.
“Nunca se había hecho un estudio macro de la región”, dice el doctor Jorge Ulloa, arqueólogo investigador del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC) y encargado del Departamento de Arqueología del Museo del Hombre Dominicano (MHD), que también participa en el estudio.
Ulloa explicó que la investigación, en lo concerniente a República Dominicana, comprende las provincias de Montecristi, Puerto Plata, Valverde y Santiago, entre la región conocida desde antes de la llegada de los europeos como Cibao, y la cordillera septentrional, una cadena de montañas que corre paralela a la costa norte del país.
El experto de INTEC agregó que la investigación, que abarca una superficie de unos 7,320.7 kilómetros cuadrados, ha permitido establecer que la zona supuestamente habitada sólo por un grupo aborigen conocido como “macoriges”, era en realidad un crisol de culturas donde se formaban alianzas, se mezclaban estilos patentes hoy en los restos de cerámicas, y hasta se practicaba la exogamia (matrimonios entre diferentes grupos), lo que puede reflejar otros tipos de interacción entre diferente grupos.
El proyecto, iniciado en el 2013 a través de los fondos del EuropeanResearch Council–ERC SynergyGrants y ejecutado hasta ahora con un presupuesto de 15 millones de euros según publicó en octubre del año pasado la Universidad de Leiden, busca establecer cuáles eran las poblaciones que el Almirante encontró en su camino, cuál era su concepción de la vida y la muerte y cuáles sus vínculos con otras zonas. La investigación culmina en 2019.
La historia de América comenzó antes de Colón
Según Hofman, la directora del proyecto, los expertos analizan las dinámicas interculturales entre amerindios, europeos y africanos en el momento de división histórica de 1492, utilizando métodos interdisciplinarios de última tecnología. La colaboración con entidades y expertos locales es vital para alcanzar estos objetivos.
Los expertos involucrados en el proyecto, sin embargo, consideran que su mayor aporte es la aplicación de un nuevo enfoque que deja de lado la visión eurocéntrica del estudio arqueológico predominante en la actualidad, y revaloriza el patrimonio local para introducir una nueva visión a la historia universal.
La investigación, que abarca el período cronológico comprendido entre los siglos XIII y XV después de Cristo y que debe culminar en el 2019, cubre, fuera de República Dominicana y Haití, otras islas de las Antillas menores como Granada, Saint Martin y Guadalupe, además de Venezuela y otras naciones de vínculos antillanos con Centroamérica.
Como Hofman, Ulloa señala que el estudio pretende ver el primer encuentro entre europeos y nativos americanos desde otra perspectiva, “el revés de las cosas”, el lado indígena y cómo pudo ser su mundo antes de la llegada de Colón, qué impacto y qué consecuencias generó.
También —agrega el investigador de INTEC y del MHD— aporta una nueva visión que supere las ideas tradicionales respecto a los conceptos de “destrucción total” en la perspectiva de los descubridores, y del “paraíso terrenal” en cuanto a los colonizados, usando técnicas novedosas de la arqueología, y abordar el aspecto etnográfico al identificar elementos de culturas indígenas presentes en la actualidad, mezclados entre la mixtura del Caribe de la actualidad.
Pero sobre todo, “la valorización del patrimonio cultural indígena y el reconocimiento de la gente de que su historia no comenzó con Colón”, según afirma Ulloa, quien destaca además la participación de las comunidades donde se realizan actualmente las prospecciones arqueológicas y su integración a proyectos para desarrollar sus capacidades en la gestión del patrimonio encontrado.
Nuevos enfoques, términos y tecnologías
La primera expedición científica que cubrió la ruta del Almirante y que sigue actualmente el proyecto “Nexus 1492”, se formó en 1986 y recorrió, del 12 al 16 de mayo de ese año, las “18 leguas” (86,9 kilómetros) que le costó a 421 europeos en 1494, entre La Isabela y Jánico, hoy un municipio dominicano del mismo nombre donde Colón fundó la fortaleza de Santo Tomás.
En “La Isabela y la arqueología en la ruta de Colón” (1988), el dominicano Elpidio Ortega, autor del libro, reseña que el principal objetivo de ese proyecto fue la realización del levantamiento físico y la reconstrucción histórica del primer camino indo-hispánico de La Española y del Nuevo Mundo, y la revalorización de ese hecho histórico como un aporte a la celebración del Quinto Centenario del Descubrimiento.
La expedición, organizada por el Museo del Hombre Dominicano, la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), entre otras entidades, realizó importantes descubrimientos como lugares que sirvieron de control a los grupos aborígenes en el paso hacia la cordillera central, la cadena montañosa donde se encuentra uno de los puntos más elevados de todo el Caribe.
Sin embargo, como apunta Hofman, directora de Nexus 1492, los análisis del 2015 ya no son los mismos que los de hace cuatro décadas.
La decana de la Facultad de Arqueología de la Universidad de Leiden agregó que el proyecto busca establecer cómo los indígenas vivieron aquí antes y durante la presencia de los europeos, “quiénes fueron, de qué vivían”, respuestas que cambiarán el pensamiento sobre el encuentro de dos mundos y sobre cómo la gente del Caribe, una región multicultural, multiétnica, son valorizados.
Además de los 200 asentamientos, el estudio ha permitido profundizar hasta ahora en la distribución de las aldeas indígenas, antes y durante el periodo de contacto hasta ahora poco conocida, y que se caracterizan por plataformas, muros de tierra y montículos que evidencian múltiples actividades respecto al medio ambiente en el que se vivió en esos lugares.
La investigación —dice Hofman— también ha abierto la posibilidad de entender la distribución horizontal y vertical de los varios estilos cerámicos encontrados (ostionoide, meillacoide y chicoide, principales grupos taínos), proveyendo una cronología detallada no solo para el sitio, sino también para la región, mientras se espera que los novedosos métodos y técnicas usados ahora revelen nuevas ideas sobre el uso de plantas y cultivos en el área, y sobre las redes de movilidad e intercambio preservadas por los habitantes autóctonos.
La directora del proyecto agregó que la temporada de campo del 2015 en el noroeste de República Dominicana ha revelado nuevas e importantes perspectivas sobre el asentamiento indígena del área donde se fundó la primera villa europea de las Américas, La Isabela, además de una continuidad sólida de los conocimientos y tradiciones culturales indígenas en el área, lo cual ayuda enormemente en las interpretaciones del sitio.
La perspectiva de quienes no dejaron nada escrito
“Siempre se habla de las grandes cosas que han hecho los colonizadores, pero la otra parte, la otra perspectiva de los que son colonizados son desconocidos”, afirma Hofman, para quien el 5 de diciembre de 1492, fecha en que los primeros europeos llegaron a lo que hoy es Haití y República Dominicana, debe observarse desde el punto de vista indígena.
“Todo el mundo conoce a Cristóbal Colón, pero ¿quién conoce a Guarionex, a Anacaona? Aquí sí (en República Dominicana), pero fuera de aquí nadie”, agrega la directora del estudio.
Guarionex y Anacaona, hombre y mujer respectivamente, fueron caciques en la isla llamada Quisqueya, en el centro de las Antillas mayores.
Dos años después, ya destruido el fuerte La Navidad (que fundó en la parte que hoy es Haití) y establecido en el lugar que llamó La Isabela (en la que ahora es República Dominicana), Colón realizó su primera incursión hacia el centro de la isla que bautizó La Española, en busca del ansiado oro de Cipango.
“¿Por qué hablan en las fuentes históricas que en veinticinco años los pueblos indígenas desaparecieron? La cultura indígena no desapareció del Caribe y de las Américas cuando los europeos llegaron aquí”, afirma Hofman, para quien “Nexus” puede hacer una importante contribución a la ciencia moderna.
“Nosotros debemos mostrar eso al mundo, que las redes de los indígenas, la vida de los indígenas, fue muy importante para el proceso de colonización europeo”, concluyó la experta.
La investigación que ha llevado a estos resultados ha recibido financiamiento del Consejo Europeo de Investigación del Séptimo Programa Marco de la Unión Europea (FP7/2007-2013) / acuerdo de subvención del CEI número 319209.
Conoce más sobre esta investigación en nuestras redes sociales @IntecRD (Twitter, Instagram y Facebook) y en Youtube. Además siguiendo el hashtag #Nexus1492
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